Hay camisetas que te hacen frenar, mirar dos veces y preguntarte: ¿qué es esto? Esta es una de esas. La Alemania Visitante 1992, con ese verde esmeralda que poco tiene que ver con los colores tradicionales, pero que supo marcar época.
Este modelo es puro ADN noventoso: geometría en el pecho, contrastes afilados y un cuello blanco que corta como bisturí. Fue parte del cambio generacional tras la caída del Muro, cuando Alemania ya era una sola y buscaba una nueva identidad también en la cancha. Un diseño que se animó a romper esquemas, como ese equipo que empezaba a mezclar lo clásico con lo moderno, lo ordenado con lo impredecible.
No se usó en mundiales, pero se volvió de culto. La vistieron cracks como Klinsmann o Matthäus en amistosos y eliminatorias, y quedó inmortalizada como la camiseta de la transición, de la reinvención alemana.
La elegimos porque representa lo que más nos gusta: lo que se sale del molde. Una camiseta que no necesitó ganar nada para quedar en la historia. Verde, pero con actitud de campeón.
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